lunes, 3 de mayo de 2010

el sustrato religioso del taoísmo





El sustrato filosófico-religioso de China se basa en una serie de elementos clave (aunque hay muchos más) sobre los cuales se basan tanto al Confucianismo como el taoísmo. Los resumiré a continuación:

• El cielo. Es el “Señor de lo Alto”. De hecho, la tradición china representa el cielo como un círculo, un medio huevo (por esta razón los templos estaban situados en las cimas de las montañas). En este sentido, es interesante comprobar como los chinos construyeron su monarquía inspirándose precisamente en el dios Cielo ( el cual tiene una serie de “ayudantes” dioses que le ayudan a gobernar), y así el gobierno terrenal no es otra cosa que una proyección del gobierno cósmico.

• La Tierra. Si el cielo es Yang, la Tierra es Yin. La Tierra reproduce la jerarquía feudal, y originariamente la Tierra es un árbol de un bosque sagrado. El culto a la Madre Tierra es un dato muy interesante. A modo de ejemplo, en el 5000-3000 a.C, en Pampo (provincia de Shanxi), los chinos eran agricultores y la descendencia matrilineal (la transmisión del apellido materno) era la costumbre común entre las familias. No obstante, esos vestigios de matriarcado fueron sustituidos entre los años 3000-2300 a.C por la descendencia patrilineal.

• El Emperador. Sus antepasados son el Cielo y la Tierra. Su titulo es de “Hijo del Cielo”. El Emperador era el Sumo Sacerdote y tenía, entre otras funciones, potestad de crear nuevos dioses en el panteón.

• Una forma de vida conforme a la Naturaleza.

• El “Dao”, principio organizador del Cosmos por medio del Yin y Yang.

• Los antepasados. En este sentido existe en la tradición china una curiosa forma de entender la vida de los difuntos. Los muertos son de dos tipos:

o Propiamente muertos.
o Carentes de vida sensible, pero presentes en la vida, en la familia. De hecho, en China la familia se integraba por todos los descendientes comunes, tanto vivos como muertos. Un familiar difunto se convierte en antepasado cuando se coloca una tablilla con su nombre en la capilla familiar, y pasados 49 dias de luto. Cuando muere otro familiar, la tablilla se retira y se pone en los laterales, pasando el nuevo difunto a colocarse en el centro.

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